4 ene 2011

En los Cafés madrileños nada se prohibe

La nueva Ley "Anti Fumadores" borra de un plumazo la aferrada tradición de fumar un cigarrillo mientras se disfruta de un café.

De la revista semanla ilustrada 'Sicalíptico' - Barcelona, 3 de marzo de 1904

Cientos de escritores fecundaron sus obras más exitosas nublados por el humo del tabaco y la excitación del negro brebaje en la atmósfera contaminada de bohemia de los viejos cafés madrileños.

Otras eran las libertades prohibidas en aquellos años.

En Los Cafés madrileños no hay carteles prohibitivos y se permite la entrada a los que fuman y a los que no. Cada uno tiene su espacio bien delimitado para no herir sensibilidades ni incrementar el gasto de tintorería por malos olores.

Todos podemos disfrutar del mundo de los Cafés de antaño donde los señores fumaban puros y las mujeres más atrevidas tabaco de Virginia con boquilla.

En la fotografía inferior, del año 1932, podemos ver el Salón de Fumar del Teatro Fígaro de Madrid. Antes, como podría haber seguido siendo ahora, los espacios públicos, y las propias casas particulares, tenían sus espacios para fumar.



Café invitado
Chistes de época

El 15 de julio de 1894 la revista ilustrada 'La Lidia' publicaba un chiste gráfico tan hipócrita como la actual Ley.



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4 comentarios:

Manu Romo dijo...

¡Qué vicio hay en la primera foto!
Es que se pierden todas las tradiciones.
¿Prohibirán leer la prensa mientras se toma el cafelito?

Eduardo Valero dijo...

Hay un vicio peor a todos los conocidos, el de coger el hábito de crear leyes absurdas.
No te digo yo que no se les ocurra prohibir leer la prensa... y los libros, los blogs...

chechi dijo...

el aire limpio en los café de Madrid es algo de único! ahora mola mucho más salir, porque por fin no apesta todo a humo y no tengo que lavarme el pelo cada noche!

Eduardo Valero dijo...

Hola Chechi!
Me parece muy bien que puedas disfrutar de los bares sin humos, sobre todo de aquellos en que no huele a fritanga. Los fumadores somos tan egoístas que hasta hacíamos peligrar el estado de tu cabello.
Antes había bares y restaurantes donde podías disfrutar de esa ventaja, ahora tienes todos.